Conchi contacto conmigo unos días antes de que comenzará el curso de Registros Akáshicos para apuntarse, pero ya no había plazas, no suelo coger a mucha gente, son grupos reducidos, con los que puedo trabajar bien, pero justo dos días antes del curso me escribió un chico que estaba apuntado y me comento que no podía venir, entonces contacte con ella, con Conchi, y me contestó que sí, perfecto, vendría.
El sábado por la mañana, amaneció soleado, Conchi llego en moto, la aparco en la puerta de la casa y entro con el casco en la mano, sabía que era ella, llego algo tímida, sin saber muy bien porque estaba allí, y sin apenas hablar con nadie, entramos en la sala, el curso iba a empezar, aquellas 14 mujeres y un solo hombre iban a emprender un viaje hacia su interior, un viaje intenso, y yo tenía la suerte de poder guiarles hacia esa inmensidad del ser humano.
Comenzamos con las presentaciones, explique brevemente el contenido y el programa del curso y dimos paso a las meditaciones. Llegamos a la meditación del Niño Interior, siempre estoy muy atenta a las reacciones de cada una de las personas, de sus posturas, de sus resistencias, de sus llantos, de sus respiraciones, … en esta meditación, vi como Conchi lloraba desconsolada, no podía parar de llorar y le acompañé fuera, ella era incapaz de seguir con la práctica. Acabamos esa meditación y todos fueron comentando su experiencia en ese trabajo, Conchi nos comentó la suya: se adentró en la meditación, y únicamente veía un feto muerto, sentía que no era su hijo, pero no sabía a quién o a que hacía referencia aquella imagen de un feto muerto, por lo visto no era la primera vez que le pasaba.
Seguimos con el programa, el ambiente si iba haciendo cada vez más distendido, todos comenzamos a disfrutar del curso, compartiendo la experiencia, y al mismo tiempo cada uno de ellos realizando un intenso trabajo interior, los sentimientos y emociones comenzaron a surgir a medida que pasaban las horas, estábamos absortos del mundo, inmersos cada uno en su propio desarrollo personal, pasando por diversas etapas, momentos, circunstancias, relaciones, …. De su vida, cada uno repasando su propia historia, e intentando deshacer todo aquello que ya no le servía, soltando para aligerar su peso, cogiendo aire para oxigenar sus emociones, cambiando su enfoque para poder ver con otro prisma, en definitiva, elevando sus vibraciones y abriendo sus conciencias.
Caía la tarde, llegamos a las últimas meditaciones, siguiendo la dinámica del curso íbamos comentando y compartiendo, y Conchi nos comentó una de las últimas experiencias: durante esta última meditación su cuerpo había sido impulsado hacia atrás, su cabeza y su tronco, hacia arriba y para atrás, según nos comentó en Constelaciones Familiares, esto significa que el tema que estas tratando proviene de tus ancestros, era una pista importante sobre la imagen del feto muerto, estaba claro que le venía de sus antepasados. Pero en seguida todos nos dimos cuenta de algo insólito:
Hay una meditación durante el curso que es la de Corte de Lazos con Ancestros, y se realiza para cortar con todo aquello que traemos de nuestro linaje, pero que ya no necesitamos, para cortar todo eso que hemos heredado y que limita nuestra evolución. En esta meditación Conchi no estuvo, y veréis lo que paso: Hacía dos o tres minutos que acabábamos de iniciar esta meditación de corte de lazos con ancestros y el timbre de la puerta sonó, no abrí, pensé que Juncal, la chica de la casa abriría, pero seguían insistiendo, deje la clase por unos segundos abrí la puerta, era un chico francés que al parecer le estorbaba la moto de Conchi, fui al lugar donde estaba ella meditando me acerque y ella ya sabía que la iba a llamar, me dijo ¿la motor verdad?, sí, le dije así que salió para retirarla de allí, yo creí que debía parar la meditación pero lo volví a pensar, y me dije: no, sino está por algo debe ser. Cuando volvió se había perdido toda la meditación, no le dimos más importancia, pero al final ella entendió porque sus ancestros no querían que realizará esa práctica, todos también lo entendimos, sus ancestros no querían cortar absolutamente nada, es ella quien debe sanar todavía cosas en su linaje, es ella quien debe trabajar en ese sufrimiento por el que pasaron sus ancestros con el feto muerto.
Somos herederos de un linaje hermoso, únicamente hemos de aprender a sanarlo y honrarlo
Ser conocedor de una responsabilidad de ese tipo es hermoso, hace grande al ser humano, ese tipo de tareas te muestra lo grande que eres, te enseña a ser poderoso, ilimitado, a saber, que posees un poder inmenso y que estas sumergidos en algo mucho más grande que tú, que te acompaña, solo has de ser capaz de escuchar en tu silencio y abrir tu corazón.
Tus Registros Akáshicos te hablan, te susurran la información que necesitas te aparece en meditaciones, caminando, cocinando, en circunstancias concretas, en señales, en forma de personas, … incluso a veces en “casualidades” que no dejan de ser causualidades, tus Registros Akáshicos invitan a tu alma a evolucionar.